Ciudad de Petra
Historia
A partir del 312 a. de C., la ocuparon los nabateos, la
tribu árabe que dejó de ser nómada para asentarse en ella y convertirla en su
capital, imprimiéndole su esplendor arquitectónico, reflejo de la prosperidad
económica obtenida de su situación privilegiada en las rutas comerciales de
Oriente. Controlaron el tránsito de caravanas de la antigua Arabia, pero,
finalmente, cuando su poder y prosperidad fueron evidentes, los romanos los
anexaron a su imperio como la provincia
romana de Arabia, con Petra como capital.
Una vez que los romanos tomaron el control de las rutas
comerciales, el declinamiento de la “ciudad rosa” fue inevitable. Hacia el
siglo VIII, el cambio de las rutas comerciales y los terremotos sufridos,
condujeron al abandono de la ciudad por sus habitantes. Cayó en el olvido en la
era moderna, y el lugar fue redescubierto para el mundo occidental por un
explorador suizo, Johann Ludwig Burckhardt, en 1812.
Doce de agosto de 1812: la ciudad admirada por su
deslumbrante arquitectura, por el color de sus rocas, por la sofisticación de
sus acueductos, puentes y canales, tan remota, inaccesible, tan bien escondida
por el azar o el capricho de sus primeros moradores que ya no existía para
Occidente, había sido reencontrada.
No obstante, fue en 1924 que dieron comienzo las
excavaciones en este imponente sitio. Ya en la Segunda Guerra Mundial, una
rebelión árabe expulsó a los turcos otomanos. Los británicos la llevaron a
condición de protectorado, categoría que se disolvió cuando en 1946 Abd ul-Alá
consiguió la independencia y se transformó en el primer soberano del Reino de
Transjordania.
De allí en más, la historia de la región está marcada por
luchas intestinas y externas, sobre todo con Israel ya que gran parte de los
habitantes de Jordania son refugiados palestinos. Musulmanes y cristianos
conviven bajo un mismo cielo.